miércoles, 21 de diciembre de 2016

Mandar obedeciendo


El concepto, al menos para mí, proviene de un bello discurso de origen y significado improcedente, de acuerdo a los cánones que nos rigen, y es por ello necesario visibilizar.
La idea es sencilla y profunda, plantea una realidad en la que "vemos que son los menos los que ahora mandan, y mandan sin obedecer, mandan mandando" y concluye diciendo "vemos que hay que cambiar y que manden los que mandan obedeciendo".
Apunta un hermoso concepto, el de mandar obedeciendo, algo que llega a sonar exótico aunque debería estar en el propio ADN de la política. Y es que da la sensación de que los que nos gobiernan responden a muchos intereses, muchas veces ajenos a nuestra realidad y algunas veces desde el interés propio y otras corruptelas. Reducen su relación con nosotros lanzándonos consignas (desde todos los bandos), nos inundan con mensajes simplificados y generalmente inexactos, buscando casi siempre movilizar nuestro voto pero no nuestros cuerpos.
Les falta educación para dirigirse a nosotros como fuente legítima de su poder, y es que es cierto, nos mandan mandando.
Nos falta educación para exigirles exactitud y obediencia, y es que ellos ansían un pueblo estupidizado, al que en ocasiones, dan caramelos.